LA LIBERTAD DESEANDO AL PUEBLO
Víctor Varela.
Acrílico sobre lienzo
48” x 24” pulgadas
Los que están comiendo langosta
deberían hacerlo con ganas
sin culpa
y hasta con honor
porque ese Estado opresivo
que tanto los maltrata
les debe eso y
mucho más.
Luego
a la hora
de la sobremesa
cuando eructen de felicidad
considerar seriamente
que se lo deben
a los maleantes contrarrevolucionarios
que se tiraron a la calle
y ahora están presos
fueron apaleados
o se encuentran
en prisión domiciliaria
algunos condenados y otros no.
Muchos con juicios
pendientes.
También
de paso y
con la barriga llena
ya que es gratis
y no cuesta nada
pensar
que si siguen
con miedo
la próxima vez nadie va a sacar
la cara por ustedes
y el totalitarismo les va
a cobrar bien caro
el gasto adicional
que significa verse forzado a
repartir sus ganancias.
Si te quedaste en casa
por miedo a perder
tu trabajo
o cualquier otra cosa
que justifique
tu mutis o fundamente tu abstención
pregúntate
¿Por qué la langosta
el animal sagrado
de la junta militar castrista
uno de sus activos más lucrativos
y penalizados
ahora está en la calle?
Espero
tengas la inteligencia
de no creer
que las donaron
el sátrapa de Vladimir Putin
o el impresentable de Lopez Obrador.
Por último,
cuatro horas después, una vez
que hayas asimilado todo
y no exista la posibilidad de vomitarlo
créeme te lo mereces
y no estoy siendo
de ninguna manera irónico
considera
que los presos que ahora
te están dando de comer
de esa carne blanca, deliciosa y
afrodisíaca, obtienen
comida podrida, a veces con gusanos,
lo que se da de comer
en las prisiones.
Nunca es tarde
si la dicha es buena.
Víctor Varela. Nueva York.
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