Monday, August 30, 2021

El desnudo en LA CUARTA PARED

La foto. Gran Festival de la Ciudad de México. 1991.

Premio a la mejor obra de vanguardia.

 

                                 Comandante, el desnudo en el arte  

                                 existe desde Adan y Eva.

                                           Carlos Rafael Rodríguez

 

     Para hablar del desnudo en La Cuarta Pared hay que hablar de dos desnudos. El primero de los actores y el segundo de los espectadores. ¿Cómo llegamos a ambos?

                                              Primer desnudo.

     En 1988, en pleno montaje, Calzada e/ E y F, tenía que resolver una situación delicada conceptualmente. El personaje autónomo había fracasado y debía morir para dar paso al actor. El paso de uno al otro debía ser resuelto lo más fluídamente posible y sin artificios. Entonces propuse a los actores el desnudo. Si el grupo de personajes se agrupaba al fondo del escenario como en una isla, miraba al público a los ojos y uno a uno se iba desnudando lentamente esa transición podía ser resuelta. 

     Consciente que desnudarse en público era un acto de transgresión muy fuerte, hice ejercicios para que el desnudo fuera real, un acto de despojamiento sin complejos. Los comentarios adjuntos eran: - Ay mi madre, prepárense para la miradera. Nos van a fukiar (de fuck) con la vista – ¡¿Y qué va a decir la mamá de Barbarita Barrientos en Baracoa cuando se entere que sale en pelotas en una obra de teatro?! - Y ustedes ya saben, les van a medir el tamaño y al lado del majá no tienen chance. Pero estos comentarios eran chistes propios de nuestra idiosincracia juguetona y de una época donde el desnudo en el teatro era un tabú. Mis actores eran de lujo, sobretodo porque se entregaban de lleno y enseguida se pusieron a trabajar a ver como cada cual resolvía su relación con el cuerpo. Enseguida se dieron cuenta que como actores debían estar por encima de todas las miserias del hombre ordinario y encarnaron con entusiasmo la idea de un despojamiento espiritual en un país cerrado, clausurado por una barrera ideológica. Para protegerlos reforcé la parte espiritual. Puse una luz verde cenital sobre ellos y de fondo el requiem de Mozart. Escuchar el requiem de Mozart y creer en Dios es exactamente lo mismo, al menos por tres minutos o cuatro, no recuerdo cuanto dura. 

     Con esta atmósfera los actores se desnudaban en el lugar, luego avanzaban lentamente hacia el público y se quedaban 

sentados frente al él, muy cerca, pero separados por una barrara divisora: la cuarta pared, la pared número cuatro del teatro a la italiana, la pared del telón. Final pesimista y filosófico. La última de las cuartas paredes está en el hombre.

     Segundo desnudo.

     Se estrena la obra, el desnudo de los actores llega al final. Los actores quedán estáticos y cerca de los espectadores pero separados por la barrera infranqueable. Se espera que los espectadores se retiren. Los actores deben permanecer estáticos hasta que la sala se vacíe, pero nadie se va. Pasan cinco minutos y nadie se va. Diez minutos más y nadie se va. A los quince minutos una espectadora le toma una mano a un actor. Esa mano me parte el alma. Se petrifica en la mirada de todos los presentes. La mano no es de ella, ni nuestra, sino de alguna diosa que ha bajado en ayuda de todos. Otro espectador se anima y entra y abraza a otro actor. Otro entra y se acuesta sobre el suelo lleno de virutas de telgopor a mirar al techo como si se echara a acampar en un paisaje, pero los actores no se mueven. Los espectadores comienzan a llorar, a decir que sienten mucha impotencia, que no saben como salir por la puerta, para donde ir. Yo les digo que se queden tranquilos, que la falla ha sido nuestra, que después de esto el final de la obra va a cambiar. Uno me advierte: - No irás a hacer un happy end, la obra está muy bien así. Le respondo: - No te preocupes. Tengo que encontrar el balance. Que cuando termine la obra te atrevas a salir al mundo. No puedo dejarte embarcao entre el arte y la vida, ¿entiendes?

     Cuando todos se van le digo a los actores: - Hemos fracasado. Los espectadores rompieron la cuarta pared y no supimos que hacer. Cambiamos el final. Imitando a la mano del primer espectador que rompió la barrera, cada actor debía escoger a un presente y darle la mano, explorarlo como a un extraterrestre y si era posible establecer un vínculo (en este punto los actores fueron muy creativos, simplemente porque no se podía pautar, tenía que ser 100% improvisado) llevarlo consigo al fondo del escenario y dejarlo tranquilo en un sitio escénicamente seguro, mientras el actor se desnudaba. De esta manera, en teoría, el espectador debería sentirse incluído y el final de la obra no debería ser tan opresivo. 

     Pensaba que ellos se iban a quedar sentados en el lugar dentro del escenario, como chicos buenos, e iban a dejar continuar a los actores. Que sorpresa la nuestra cuando uno de los espectaores también se desnuda y avanza junto al actor que lo ha elegido. Trabajar con el espectador, esa materia bruta, incontrolable, en vida, fue tremendo. Hubo de todo, espectadores que cuando se desnudaron les empezó a temblar las piernas y se desmayaron, espectadores que se acomplejaron y agredieron con violencia a los actores, también los que cometieron el error de ponerse a competir con el actor y a hacer ridículas murumacas, incluso hubo quien se masturbó. Sin embargo, esos excesos fueron excepcionales, en general el público se adaptó a la situación y supo improvisar. Pero todavía quedaba algo por resolver. Cuando los espectadores entraban con los actores y algunos se desnudaban y otros no, el cuadro final era el mismo, todos estáticos en el lugar a la espera que la audiencia se fuera de la sala para darle final al espectáculo. En México, en el Centro Cultural San Ángel, en 1991, el público estuvo como una hora después de terminado el espectáculo tratando de romper la cuarta pared. Uno se puso a tocar la armónica, otro a declamar versos, hubo cosas lanzadas al escenario, danzas rituales y yo no hallaba la hora en que se fueran y no podía echarlos porque traicionaba la puesta en escena. Para los actores era muy agotador después de dos horas y cuarto de actuación permanecer tanto tiempo a la espera que se vaciara la sala. Por otra parte quedaba claro que la cuarta pared era irrompible, hagas lo que hagas el límite siempre gana. Entonces mejoré el final. La luz fue mucho más tenue para contener las poluciones libidinales del homo eroticus y cuando una vez armado el cuadro estático final, dos minutos después que actores y espectadores se contemplaban fijamente, la luz se iba hasta la oscuridad total. 

     En una ocasión todo el público entró en la obra. El retrato era de una belleza extrema. Había un señor muy mayor de unos ochenta años de edad, filósofo él y Tania Coto, nuestra actriz más jóven, que tendría unos dieciocho años, sentada desnuda en sus piernas, contempló ecuánime el vacío, muy orgullosa de ser bienvenida por la Historia. Para mi era Luigi Pirandello. ¡Gracias maestro, que el Arte de todos los tiempos le rinda tributo y lo recuerde!

 

                               Víctor Varela. New York Aug 29

 

Friday, August 27, 2021

Teatro Obstáculo en el día de El Actor.

 

La Cuarta Pared

1988. Cuba. 

Apartamento en el Vedado. Calzada e E y F.

Autor y director: Víctor Varela.

Actúan: Alcibíadez Zaldívar, Bárbara María Barrientos, Tania Coto, Julio Mazorra, Alexis de Villegas. 

Escenografía: Víctor Varela y David Placeres.

Vestuario: Orlando Castro.

Luces: Rodolfo Herrero. 

 

Cuatro momentos inolvidables sobre la obra:

 

1) Altas esferas. El supremo pregunta.

 

Fidel Castro: -Me enteré que hay una obra por ahí en la que todos los actores se denudan y que el público entra en la obra y también se desnuda. ¿Pero eso qué es?

 

Raspe de Carlos Rafael Rodriguez: - Comandante, el desnudo en el arte existe desde Adan y Eva.

 

2) 1990. Frase de Rafael Rojas. “Es curioso que de lo que más se habla últimamente en el país es de una obra sin palabras.”

 

3) Camagüey. Debate acalorado sobre la obra de un grupo considerable de personas. Creo fue Juan Pin. Se pone en pié y pregunta. ¿Alguien vió la obra? Nadie la había visto.

 

4) José Antonio Évora en Miami. “La Cuarta Pared marca un antes y un después del Teatro Cubano.”

 

     Perdonen mi vanidad, pero a veces la cultura hay que reafirmarla con ostentación, para que no se aprovechen los borradores de Historia.

 

                                         Víctor Varela

                                     Nueva York. Agosto 26

 

Wednesday, August 18, 2021

      

        SINGAO



    
 
La palabra singao es de una eficacia política impresionante, no solo por su contundencia emocional y conceptual, sino por su tesitura de amplio margen. Lo mismo denota una palabrota grosera y de mal gusto hablando en “buen castellano”, que ocupa el lugar más alto y sofisticado en el despliegue semántico del lenguaje.

     Si la buscas en el diccionario no la encuentras, pero etimológicamente pudiera rastrearse en África, “concretamente en el bantú como kuxinga, que deriva en la palabra cingara, “pelear” y se desplaza a Europa e inserta en el caló gitano, que a su vez podría tener también un origen índico.” 

     Del verbo singar, forma vulgar y coloquial de llamarle al coito en Cuba, la única que todo el mundo elige, la favorita de todos los estratos sociales, la emérita, la que se goza por sucia, perra, baja e inconsciente, como lo dispone el solar del instinto, la rumba del placer, la carne sin careta, el agua con azúcar, la chusmería de salón, el guaguancó; coger en Argentina, transar en Brasil, trepar, garchar, follar, echar un polvo, fuck, en una de sus acepciones tiene cierta relación semántica con el verbo mexicano chingar, que si aparece en el diccionario de la RAE o Real Academia de la Lengua Española, pero es una palabra totalmente diferente, al menos como tono, espíritu y cadencia de vida.   

     Primero por su carácter marginado y local y luego por sus repercusiones gramaticales. Singao no es una contracción, como tantas que hay en inglés wanna de want to o I won’t de I will not. Aunque omite la letra d no obedece a la velocidad del idioma, sino a una alteración que tiene que ver con una articulación relajada y desenfadada del cubano que luego ha sido asumida voluntariamente como rasgo del lenguaje. Nadie en Cuba, al menos si es cubano se atreve a decir singado. Provocaría una burla inmediata, pasaría por fino y pomposo, también por creído, es decir que se coloca por encima de los demás.

     Singao morfológicamente podría aludir a las tres personas del singular dentro del género masculino, si se refiere a ella se diría singá, pero empleado como grito de oposición a la dictadura en las protestas pacíficas del 11j (1) se refiere a la tercera persona del singular, él. Como tiempo verbal es inclasificable y contra todo pronóstico esa palabrota indecente, relegada al decir de los suburbios, de procedencia inferior abre un debate sin precedentes entre internautas y académicos, entre el barrio de Jesús María y la Universidad Complutense de Madrid. Recientemente en las redes en polémica con la RAE, se le preguntó si se debe escribir con mayúsculas o con minúsculas, la RAE contestó que singao debe escribirse con minúsculas, luego saltó otra pregunta acerca de si debería ser considerada como una oración copulativa que omite el verbo ser y la RAE no respondió. También si pudiera estimarse como participio pasado en voz pasiva ya que enfatiza un estado o una acción que ha sido completada en lugar del sujeto. La Rae no respondió.

     En todo caso, dado que la palabra está vinculada a un nombre propio, debería considerarse como un epíteto, algo así como un adjetivo calificativo que se refiere a una cualidad del nombre al cual acompaña: por ejemplo, Aquiles, el de los pies ligeros en la mitología griega. En Cuba, Armando Calderón, el hombre de las mil voces; Malanga, el pepillo de bafle; Moncada, la maraca intelectual. No obstante, el caso que nos ocupa es particular, se trata de un epíteto negativo ya que lejos de atribuirle al sustantivo una virtud, lo descalifica. Dicha descalificación tiene que ver con una persona masculina que ha sido cogida por detrás. Así se ofende lo mismo a un homosexual que a un heterosexual, porque indica sometimiento. El que ha sido singao ha sido forzado en contra de su voluntad, violado, sometido y por tanto desprestigiado socialmente. Díaz-Canel es singao. ¿Por dónde ha sido singao Díaz-Canel? Por el culo.

     Sin embargo, lo que la palabra denota no es lo que señala. Más bien se trata de ofender a alguien que se considera mala persona, indigna, que no es de confiar. Es una forma de castigo verbal, un insulto que libera, un fármaco que pone en evidencia cualquier abuso de poder, de impunidad. Incluso en muy escasa medida la palabra tiene a veces una connotación positiva, “tremendo singao” un vivo, un bárbaro; o neutra “compadre no seas singao” descuidado, vago, perezoso.

     Pero sin dudas políticamente es otra cosa, va más allá y más acá, es metonimia, metáfora y figura angular. Además de resumir a toda la cultura cubana de la oposición desde 1959 hasta el 2021, también unifica a la tremenda diversidad cubana existente hoy en día que se podría diluir en injustificados ajustes, incansables especificaciones. Esa diversidad tiene muchas cosas que aclarar en cuanto a supuestos líderes y artistas que han practicado una descuidada falta de sentido histórico no exenta de ignorancia cultural y política con un componente de egolatría o falta de sentido del otro en tanto rigor y tradición. Lo hará como debe ser, en controversia política cuando llegue el momento de la libertad plena y consigamos democracia. Por ahora, step by step, desde el letrado más erudito al acere más ignorante de los bajos fondos de cualquier barrio marginal de Cuba, la palabra “singao” hoy, en pleno siglo XXI, adquiere una connotación rotunda y aun más, está perinotada, neologismo de mi propia invención, para indicar todo significado que se sale fuera del signo. Porque la palabra viene de abajo, no admite narcisismo, ni búsqueda de oportunidades para escalar. De abajo, de la gente de a pie que está literalmente enterrada en el fango, que depende absolutamente de la libertad real para dotarse de futuro.

     Imaginemos un diálogo entre una persona foránea y un cubano: - ¿Qué significa singao? le preguntaría el primero para entender lo que se ha gritado durante las protestas. Ese cubano actual sea cual sea su estatus socio cultural le diría: - Díaz-Canel.

     Entonces el forastero entendería de inmediato y sin intermediarios que singao significa: Títere de una junta militar fascista que se enriquece a costa del sacrificio del pueblo, a quien mata de hambre y todo tipo de restricciones para chantajear a Estados Unidos y obligarlo a ocuparse del pueblo del cual ese títere y esa junta deberían ocuparse. Líder que da continuidad a un Estado bananero desde que ha sido colonizado primero por la Unión Soviética y ahora por Rusia. Abusador que llama al combate del pueblo contra el pueblo y todas las consecuencias que algo así conlleva, represión y encarcelamiento de niños, jóvenes y ancianos, heridos, muertos y desaparecidos: ausencia permanente de derechos legales para que se puedan defender. Todo esto y muchísimo más entraría dentro de la significación de esta sola palabra, que podría llenar toda una biblioteca. 

     Díaz–Canel, singao, denota ofensa. Connota porno-política, grito unísono de una Cuba partida en mil pedazos y dispersa por el mundo, voluntad de cambio ya, ahora mismo. Perinota la ontología de una idiosincrasia que compromete al mundo entero porque hay que ser muy singao para no sentir dolor ante lo que le están haciendo al pueblo cubano hace 62 años.

     Por tanto, la palabra singao es un punto de alta densidad, una palabra que vale por miles de imágenes, tan intensa, que contiene un principio que principia y podría estallar y borrar de un sopetón todos los tratados de economía política del mundo y a la férrea y persistente estructura comuñanga y verborreica que ahora agoniza y está a punto de caer. 

     Lingüísticamente, después de todo lo que ha sucedido la imagino pronto en todas las culturas del mundo como cubanismo. Puedo ver a un japonés diciéndole singao a otro japonés en el futuro y lo mismo como tema en un simposio de Historia Contemporánea. 

     En cuanto a su alcance filosófico es obvio como metafísica de la dignidad. Define al cubano de hoy a partir de un Ser o No Ser fuera de si, pero que le rebota. Los que dicen que Díaz-Canel es un singao son los que están de acuerdo con el cambio radical, quieren que la dictadura termine, que la mafia militar se vaya, que el Comunismo desaparezca de la faz de la tierra, incluyendo un no más Rusia como origen cósmico de todos nuestros males. Los que dicen que no lo es, son el inmovilismo, más de la misma cantaleta, vil y cagalitrosa opresión. 

     Más allá de la izquierda o la derecha, de la emoción o la razón, de la Academia o la calle y todo ese pensamiento binario arraigado, occidental, llega incluso a alcanzar una implicación profundamente religiosa. En el principio es singao, diría una sagrada escritura del cubano actual.

     Ya tenemos el principio ahora necesitamos el final rotundo y contundente. ¿Qué puede más el verbo o la Piedra? (2) La Piedra.


                 Víctor Varela 20J

Notas

1   11 J. Protestas pacíficas en Cuba el 11 de julio de 2021. Hecho sin precedentes en 62 años de dictadura militar cubana, en la que el pueblo se lanzó a la calle pacíficamente, exigiendo a coro libertad y fue violentamente reprimido. Acto ante el que la izquierda internacional no reaccionó y siguiendo la estrategia de la dictadura culpó al mal llamado bloqueo imperialista que no es más que el embargo pálido, inofensivo, que Estados Unidos ha impuesto a Cuba por apropiarse de todas sus propiedades. En cuanto a la derecha se quedó en un teatro vacío que se alineó con los deseos del pueblo, pero maquilló su capacidad de acción con gestos improductivos y circenses que fueron desde un espectáculo de pirotecnia hasta la búsqueda de una impensable auto-intervención de las autoridades cubanas.


2   Nonato en Útero. Obra de Teatro Obstáculo. Escrita y dirigida por Víctor Varela en Miami 2005.


Pintura. Bandera.

Víctor Varela. Acrílico 

sobre lienzo.

Saturday, August 14, 2021

Un aniversario sin rostro

ni gloria.

Acrílico sobre lienzo. 

Y sin Historia.















Víctor Varela.
Nadie.
Acrílico sobre lienzo.

Friday, August 6, 2021

LA LIBERTAD DESEANDO AL PUEBLO

Víctor Varela.

Acrílico sobre lienzo

48” x 24” pulgadas



 







Los que están comiendo langosta

deberían hacerlo con ganas

sin culpa

y hasta con honor

porque ese Estado opresivo

que tanto los maltrata

les debe eso y 

mucho más.

 

Luego

a la hora 

de la sobremesa

cuando eructen de felicidad

 

considerar seriamente

 

que se lo deben 

a los maleantes contrarrevolucionarios

que se tiraron a la calle

y ahora están presos 

fueron apaleados 

o se encuentran 

en prisión domiciliaria 

algunos condenados y otros no.

Muchos con juicios 

pendientes.

 

También

de paso y

con la barriga llena

ya que es gratis

y no cuesta nada

 

pensar 

 

que si siguen 

con miedo

la próxima vez nadie va a sacar 

la cara por ustedes

 

y el totalitarismo les va

a cobrar bien caro 

el gasto adicional 

que significa verse forzado a

repartir sus ganancias.

 

Si te quedaste en casa

por miedo a perder 

tu trabajo

o cualquier otra cosa

que justifique

tu mutis o fundamente tu abstención

 

pregúntate 

 

¿Por qué la langosta

el animal sagrado 

de la junta militar castrista

uno de sus activos más lucrativos

y penalizados

ahora está en la calle?

 

Espero

tengas la inteligencia

de no creer

que las donaron 

el sátrapa de Vladimir Putin 

o el impresentable de Lopez Obrador.

 

Por último,

cuatro horas después, una vez

que hayas asimilado todo

y no exista la posibilidad de vomitarlo

créeme te lo mereces

y no estoy siendo

de ninguna manera irónico

 

considera 

 

que los presos que ahora

te están dando de comer

de esa carne blanca, deliciosa y 

afrodisíaca, obtienen 

comida podrida, a veces con gusanos,

lo que se da de comer 

en las prisiones.

 

Nunca es tarde

si la dicha es buena.


              Víctor Varela. Nueva York.

Wednesday, August 4, 2021

El Totalitarismo explicado 

a los niños

 

 


              Rusia


 

 Junta militar fascista

 


 

          Desgobierno

 



 Pueblo:

 Revolucionarios contra maleantes

 

Sunday, August 1, 2021

ÓPERA CIEGA


Dementis Precox


En 1993 mi obra Opera Ciega se estrenó en la Sede de Teatro Obstáculo en Ayestarán entre 20 de Mayo y Aranguren en la C de la Habana, Cuba. El personaje de Walpurg decía las siguientes palabras.


Walpurg   Verdugos, ustedes  no pueden dejar  de curarme, yo  lo sé. Cada día que pasa una gota de aniquilamiento progresivo. No inventen más  que  yo espero y espero cada día peor suerte.



    Victor Varela en el papel del Walpurg